miércoles, 5 de enero de 2011

Azul.

Este podría haber sido el segundo post de este blog. Aún no sé como no me ha dado por hablar antes de ellas. Caprichosas como ningunas, acaparan tu atención y ni cortas ni perezosas se convierten en directoras de películas que ni Walt Disney. Lo deciden todo, hasta el punto que no hay lugar para las sorpresas, para descubrir, para el paso a paso, para un ya veremos...porque antes de empezar ya quieren conocer el final. Sí, hablo de las expectativas. De esperar naranja y que después resulte ser azul, y sentirnos decepcionados, porque ellas habían decidido que lo mejor era el naranja, y adiós al azul, con lo bonito que es. De esperar sentir euforia, porque es lo que tocaría ahora, pero en lugar de euforia, encontrar dudas y miedos y lejos de aceptar que no hay dos historias iguales, decidir que si no hay euforia ahora, es que no quizás no tiene que ser, porque ahora queríamos euforia y además, resulta que no nos gusta el azul. En fin, las expectativas, que no siempre son buenas.