martes, 10 de mayo de 2011

Mayo.

La nostalgia del sol en los terrados,
en el muro color paloma de cemento
—sin embargo tan vívido— y el frío
repentino que casi sobrecoge.

La dulzura, el calor de los labios a solas
en medio de la calle familiar
igual que un gran salón, donde acudieran
multitudes lejanas como seres queridos.

Y sobre todo el vértigo del tiempo,
el gran boquete abriéndose hacia dentro del alma
mientras arriba sobrenadan promesas
que desmayan, lo mismo que si espumas.

Es sin duda el momento de pensar
que el hecho de estar vivo exige algo,
acaso heroicidades —o basta, simplemente,
alguna humilde cosa común
cuya corteza de materia terrestre
tratar entre los dedos, con un poco de fe?

Palabras, por ejemplo.
Palabras de familia gastadas tibiamente.



Jaime Gil de Biedma


lunes, 11 de abril de 2011

a lápiz.

Encontró un libro y fue algo así como quien encuentra un tesoro. Le bastó leer el reverso, donde cada palabra hacia más méritos que la anterior, para darse cuenta de que ese libro iba a ser especial. Tan especial que le ganaban las ganas, las ganas de querer hacer una película de aquel libro del que no había leído más que las primeras páginas. Las leía despacio, no por falta de interés si no porque se enredaba en detalles, detalles que contaban mucho más de lo que decían. Le fascinaba la idea de que cada página no hiciese más que corroborar que la etiqueta de 'especial' empezaba a quedarse corta para aquellas páginas. Y así, sin medir las implicaciones, quiso llevarlo a la gran pantalla, decidió que aquello merecía imágenes y por supuesto una banda sonora. Quería el papel de protagonista, quería convertir el singular de aquella historia en plural, su plural. Apenas habiendo terminado el primer capitulo, dando por supuesto que sabía mucho más de lo que había leído, empuñó la cámara y por primera vez, olvidó la vergüenza que le daba estar delante de una cámara. Pero no sólo olvidó la vergüenza, también olvidó que el plural implica un mínimo de 2. Olvidó que una película necesita un guión y por supuesto un director, dos en este caso, dos guionistas y dos directores, si de verdad quería convertir el singular en plural. Quiso ser protagonista sin haber escrito, ni borrado, ni subrayado, ni tachado apenas una sola palabra. Con todo esto olvidó también su historia, su historia en singular. Olvidó muchas cosas y el único botón de la cámara que pulsó fue el de 'pause', sí, pausa, para seguir leyendo ese libro, que le sigue pareciendo fascinante, y sobre todo pausa para escribir y tachar, escribir mucho y tachar aún más, sin miedo y sin prisa, que de lápices y saca puntas, tiene de sobra.

domingo, 3 de abril de 2011

No basta.

¿y si todo está escrito?
¿y si basta con escuchar atentamente algunas canciones?
¿y si basta con leer ese libro?
¿y si basta con levantar la vista y observar a los que ya cuentan unos años más?
¿y si basta todo esto para encontrar respuestas?
No, no basta, ¿cómo va a bastar? en un mundo que contiene 7 mil millones de mundos, 7 mil millones de maneras de ver y entender, que se dice rápido. Así que no basta que nos encontremos en la calle más transitada del planeta, no basta que miles de personas hayan pasado ya por aquí y otras miles vayan a pasar, no basta saber que la lluvia nunca vuelve hacia arriba, no bastan ni the scientist ni soledad para saber qué se siente, no basta, por muy atentamente que estés escuchando, no basta.
Se están escribiendo 7 mil millones de historias, que sólo escriben cuando viven, cuando sienten.

domingo, 13 de febrero de 2011

(casi).

'...jo aquest món no l'entenc'
Se refería al mundo en general, al grande, a este planeta más o menos redondo que habitamos. Pero podría haberse referido a otro mundo, a su mundo, al mío o al nuestro. De estos últimos entendemos pocas cosas, pero las que entendemos, las tenemos claras. Entendemos que lo importante no pesa, ni se toca, ni se compra, ni se mide. Entendemos que no queremos dejar de soñar despiertas, ni ahora ni cuando cumplamos muchos más. Entendemos que felicidad es un como y no un donde y que se escribe así, porque necesitaba empezar con 'f' como familia y terminar en '-ad' como amistad. Entendemos que el amor es el motor de nuestro mundo y estamos (casi) seguras de que también es el motor del mundo en general. Entendemos que los años que más pesan son los que pasan por dentro. Entendemos que necesitamos que lo que hacemos nos llene, y en eso estamos. Entendemos esto y quizás algo más, pero no entendemos (casi) nada del mundo en general.

miércoles, 5 de enero de 2011

Azul.

Este podría haber sido el segundo post de este blog. Aún no sé como no me ha dado por hablar antes de ellas. Caprichosas como ningunas, acaparan tu atención y ni cortas ni perezosas se convierten en directoras de películas que ni Walt Disney. Lo deciden todo, hasta el punto que no hay lugar para las sorpresas, para descubrir, para el paso a paso, para un ya veremos...porque antes de empezar ya quieren conocer el final. Sí, hablo de las expectativas. De esperar naranja y que después resulte ser azul, y sentirnos decepcionados, porque ellas habían decidido que lo mejor era el naranja, y adiós al azul, con lo bonito que es. De esperar sentir euforia, porque es lo que tocaría ahora, pero en lugar de euforia, encontrar dudas y miedos y lejos de aceptar que no hay dos historias iguales, decidir que si no hay euforia ahora, es que no quizás no tiene que ser, porque ahora queríamos euforia y además, resulta que no nos gusta el azul. En fin, las expectativas, que no siempre son buenas.