lunes, 26 de octubre de 2009

Reformas.

Imagina una casa, una casa enorme, tan enorme que llevas toda tu vida construyéndola. Cada pilar, cada ladrillo, cada muro, está ahí porque lo has levantado tú. Todos sabemos que una casa no se construye en un día ni en dos, es más, suelen tardarse años.
Los materiales tienen que ser sólidos, de buena calidad, porque tienen que ser resistentes a las tempestades y los vendavales. Pero, por muy buenos y resistentes que sean estos materiales, es inevitable que se deterioren con el paso del tiempo, o que los rayos del sol acaben decolorando algunas paredes.
Lo que sucede con esta casa, es que, de vez en cuando descubres que esa pared que levantaste hace tanto tiempo, ahora ya no tiene ninguna utilidad, o que el color de esa puerta ya no te gusta tanto como antes, o que las ventanas se están quedando pequeñas, porque a través de ellas no entra la luz suficiente. Y cuando esto sucede empiezan las reformas, es decir, de repente tiras esa pared abajo, cambias el color de la puerta y buscas la manera de aumentar el tamaño de las ventanas. Estas reformas requieren tiempo, esfuerzo y dedicación, pero una vez empiezas a percibir resultados y ves que no te has equivocado con el nuevo color de la puerta, o que todo se ve mucho mejor sin esa pared, empiezas también a encontrarte mucho más a gusto en esta casa.
Sí, esta casa, es tú casa, es tú mundo interior, todo lo que para ti tiene sentido y que llevas toda la vida construyendo, cuidando y reformando. Yo misma he estado de reformas últimamente, había cosas en casa que no recordaba ni porque las tenía y la verdad es que hacia ya un tiempo que quería cambiar el color de alguna puerta y tirar esa pared que tanto me molestaba. No ha sido fácil decidirme por el nuevo color, ni deshacerme de esas cosas que ya no me hacían falta y mucho menos tirar esa pared, reconozco que me han echado una mano, siguen quedando algunos detalles que pulir, pero creo que las reformas habrán valido mucho la pena.
(:

lunes, 19 de octubre de 2009

Inteligencia emocional.

El otro día alguien me contó que existen varios tipos de inteligencia. Además de la inteligencia común, de la que todos conocemos, existen unos 8 tipos de inteligencia, pero en concreto me habló de la inteligencia emocional. Nunca había oído hablar de la inteligencia emocional y la verdad es que me llamó la atención. He rebuscado un poco para entender en que consiste exactamente esto de la "inteligencia emocional".
A partir del propio nombre ya se puede intuir por donde van los tiros, ser inteligente emocionalmente significa ser capaz de sentir, entender, controlar y modificar nuestro estado de ánimo, incluso el de los demás.
Sí, se define rápido pero dentro de esta breve definición se esconden 5 importantes aptitudes a tener muy en cuenta, tales como; el autoconocimiento; ser capaz de mirarse hacia dentro, de conocerse, la autorregulación; la capacidad para regular los sentimientos, las emociones y los impulsos así como para adaptarse a los cambios, la motivación; ese motor interno que nos impulsa a marcarnos y perseguir objetivos, la empatía; sí, esa virtud que consiste en tener la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y finalmente la habilidad social; consiste en saber tratar a los demás y inducir en ellos respuestas deseables.
Ha sido revelador descubrir que se considera inteligencia al hecho de saber ponerse en el lugar de los demás o al hecho de ser capaz de ver el vaso medio lleno, de ser consciente de lo que tenemos, de lo que somos, de aceptar nuestras circunstancias y, a pesar de todo, sacar lo mejor de nosotros mismos.
Sobre todo me ha gustado descubrir que la inteligencia emocional, al igual que el resto de inteligencias, se puede "entrenar", así como aprendemos a sumar, a leer o a tocar el piano, también podemos aprender a ser más inteligentes emocionalmente y a mi, personalmente, me encanta esta idea.


sábado, 10 de octubre de 2009

Perfecta imperfección.

Vivimos obsesionados con un mundo infalible, perfecto, no conseguimos ver más allá de lo que nos impone la sociedad, los medios de comunicación, la publicidad...Si no estudias eres un fracasado, si tienes una talla de pantalón superior a la 36 tienes que dejar de comer, si tu coche es peor que el del vecino ya puedes empezar a pedir un préstamo para comprarte uno mejor...¿A dónde vamos a ir a parar? ¿Qué ha sido de la autenticidad? ¿Acaso nos han prohibido utilizar la cabeza y el sentido común? Yo creo que no, yo creo que tenemos que cambiar el "chip" y yo la primera, la perfección no existe, no hablo de descuidarlo todo y andar a lo loco, hablo de dar importancia a las cosas importantes y dejar de obsesionarse por cosas banales, hablo de que ya es hora de que nos empiecen a vender que el corazón de las personas cuenta mucho más que su aspecto físico, que su carrera o que su coche, hablo de mí, de que no puedo controlarlo todo, de que el hoy es más importante que el mañana, porque sin el primero el segundo no llega, hablo de escucharse a uno mismo, de disfrutar cada paso, de no descuidarse, de quererse mucho y dejar que te quieran, hablo de ahuyentar la idea que que todo tiene que ser perfecto, hablo de vivir.

viernes, 2 de octubre de 2009

Ellas.

Ellas, y sí, tengo la suerte de poder escribirlo en plural. Ellas y yo nos entendemos sin hablar, de hecho, nos gusta más, hemos aprendido a ver más allá de una mirada o un simple gesto. Los "¿Cómo estás?" son poco usuales, porque no nos hacen falta, tan sólo son necesarios unos segundos para tener la respuesta a ese "¿Cómo estás?" y sabemos que esto es especial, increíblemente especial y que depende de nosotras mantener esta complicidad, que hay que cuidarse mucho (mucho!), que lleva tiempo llegar a lo que somos hoy, aquí y ahora, que las distancias no ayudan, pero hay cosas que van mucho más allá de unos miles de kilómetros. A ellas y a mi nos queda mucho por aprender, mucho por recorrer (juntas o separadas físicamente) pero tenemos bien clara una cosa, y es que lo nuestro forma parte de todo lo que de verdad importa.